Bolivia ha iniciado una reorientación de su política migratoria, presentada como un paso clave dentro de su estrategia “Bolivia al mundo, el mundo para Bolivia”.
El Estado Plurinacional anunció oficialmente ayer la eliminación progresiva de los requisitos de visado para ocho países que hasta ahora estaban sujetos a restricciones, afirmando que su intención es dejar atrás los criterios políticos del pasado para adoptar un enfoque más pragmático orientado al desarrollo.
El ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Aramayo, recordó que dichas restricciones se implantaron durante un mandato anterior “por razones estrictamente políticas”, sin justificación técnica ni de seguridad.
“Hoy corregimos esa decisión. Bolivia deja atrás las barreras ideológicas que no aportan al desarrollo del país y apuesta por la apertura, la integración y la cooperación internacional”, declaró el ministro, precisando que la aplicación de la medida será gradual y conforme a los procedimientos establecidos.
Ocho países quedarán próximamente exentos de visado para entrar en Bolivia
Los ciudadanos de Bulgaria, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Israel, Malta, Rumanía y Sudáfrica pasarán progresivamente al Grupo I, es decir, a la categoría de viajeros que ya no necesitan visado para entrar en Bolivia.
“Ya no existen criterios políticos que frenen nuestro crecimiento ni nuestra relación con el mundo”, subrayó Aramayo.
Según el Gobierno, esta apertura podría generar unos 80 millones de dólares entre 2026 y 2030, gracias al aumento previsto del turismo, la inversión y la cooperación internacional.
Las autoridades prevén asimismo efectos positivos sobre el empleo en sectores como la hostelería, la gastronomía, los servicios, el comercio y las actividades turísticas, especialmente en las regiones más dependientes de esta industria.
“Bolivia abre sus puertas… y esta vez, no pide visa para soñar en grande”
Más allá del alivio administrativo, La Paz presenta esta reforma como un gesto político significativo destinado a modernizar la diplomacia boliviana. El país pretende reanudar vínculos más fluidos con socios estratégicos y situarse en una dinámica de integración regional y global.
Para las autoridades, esta decisión marca el fin de una etapa en la que las relaciones internacionales estaban condicionadas por consideraciones ideológicas. También quiere ser una señal dirigida a los potenciales visitantes: Bolivia está dispuesta a recibir a más viajeros, inversores y actores de la cooperación.
Al presentar la reforma, el Gobierno resumió su nueva orientación con una fórmula simbólica: “Bolivia abre sus puertas… y esta vez, no pide visa para soñar en grande”. Una manera de subrayar que esta iniciativa va más allá de un simple cambio administrativo y forma parte de una estrategia más amplia de apertura y proyección internacional.







